A mi mamá
Entónate suave a la
partida.
Con 15 años menos
seríamos lo mismo.
No vimos cómo se iba.
Sólo se escurría.
Saber la causa.
No adheriste sus
recuerdos.
Deberían haberte
querido, o mentirte, al menos.
Yo aún vislumbro sus
manos, su pelo, el contorno de sus hombros y alguno de sus defectos.
La recuerdo en medio
de todas mis caídas, en los tragaluces que forman las paredes.
Si no hubiese ocurrido
tan pronto.
Si siguieran acá en
alguna parte mutando en nuestras vidas.
Pero algo más cercano
nos unía.
El dolor de la
distancia.
Yo le hablo mientras
me voy durmiendo.
Quizá algún día me
escuche y me cante bajito, para sentir que sigue viva.
Ahora entiendo porqué
lloras. No entenderías porqué la quiero.
Si juntas tus rodillas
a mi cuerpo anómalo sabrás que me doblo.
Yo pensé en
percibirlo, ahora existe, se acuesta, se queda conmigo.
No comprendes qué es
anudarse a su cuello. Enlazarte a su vida.
Que te amen tanto, y
se borre el mundo. Ahogarte.
Tu no pudiste a los
lamentos. A mí me rajaron.
Y yo sé que me
encuentra, justo cuando más me duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario