martes, 16 de julio de 2013

De noche



Bajando las medias blancas, yo rompo tu polera, porque me gusta lo que veo. Tus heridas, tus plagas, toda la inconsciencia de quererme así.

Ante todo, estúpida, terca, porque te gusta observarme en todos mis colores, con todos mis deseos olvidados.

Yo sé que me entiendes.

Escucha mis susurros más pequeños. Cuando me escondo, incluso cuando desaparezco.
Incluso cuando me vuelvo más mordaz y compulsiva.

Te gimo al oído porque te gusta escuchar, y observas el fin de mi falda, el pliegue de mi media.

Conoces todas mis perversiones. Los jadeos que de noche reclinan en tu cuarto.

Montarme en tu cintura angosta, escuálida y mezquina.

Para que sigas escuchándome, lamiendo los rincones de este cuerpo.

Me conoces, sin quererlo.

Me conoces desde mucho antes. Y yo te entorpezco el sueño para que gimas entre mis muslos. Y te des vuelta, cierres los ojos. Y también jadees.


Apagues la lamparita del velador y le reces a tu padre que no nos deja dormir juntas.

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