sábado, 30 de marzo de 2019

Con el paso del tiempo

Finalmente este blog tirado se ha transformado en sólo una forma física de recordar a quiénes estuvieron.

Hoy dos años. Qué cosa mas lejana y cercana a la vez.
Siempre supe que desde el día que se fue seguiría en pie un poco patichueca, o cojeando, pero en pie.
Ahora con el paso del tiempo, así de rápido, sé que eso ha sido posible porque no me permito recordarte o recordarlas como quisiera, porque aún duelen tanto que sólo pensarlo y sentirlo es como una punzada que me parte.

Pienso en qué hubiera sido de mi vida sin ti, Edith. Qué hubiese sido yo sin tu fuerza, tu templanza, tu pasado y tus fantasmas. Cómo yo habría podido ser feliz en la vida sin ti. No imagino mi vida sin ti, no imagino nada de lo que he vivido, de lo que he tenido, de lo que he sentido, de lo que he hecho sin ti. Estuviste no sólo tras de mi apoyándome, sino soportándome y guiando todo.

A veces encuentro nuestros recuerdos en cosas cotidianas, en mis comidas favoritas, en películas, en libros, en letras mas redondeadas o en esa caligrafía hermosa que tuviste. Te recuerdo siempre, aunque lo evite, y tire a un pasado que parece distante lo que fuimos.

Te echo tanto de menos que me cuesta creerlo, pensé que no pasaría, nos habíamos alejado tanto, ya casi no conversábamos como antes. Pero es como si todo eso se sumara a esta sensación de necesitarte, en todas tus formas, y en todas las etapas de nuestras vidas juntas. Aún me cuesta abrir tus libretitas, observar de nuevo los números telefónicos que escribiste, las cartas de tus hijos, tu bastón, todas todas todas tus cosas que pude y quise guardar.

Te extraño como nunca he extrañado a nadie, y pensé que ya no se podía, pero tu siempre pudiste todo.


A mi querida viejita.


No hay comentarios:

Publicar un comentario