miércoles, 6 de abril de 2016

6/4/1964

Imagino que ella siempre será la mujer más importante de mi vida, en esta vida, porque fue la primera y siempre volveré a ella a través de mi misma. 

Porque hoy es importante y porque cuando leí este texto de Damaris Calderón me repercutió en las costillas.

Feliz cumpleaños, mamá.



UNA MUJER SOLA Y AMARGA

I

Cuando tú eras hermosa
cuando tu pecho lo cruzaban furiosos vientos
mi madre me partía en una sala sórdida
de una clínica desconocida
boqueaba como un pez
sobre su vientre el peso de una caballería.
Dos mujeres inexorables
podaban el poco sol de la pieza
le recordaban su proximidad
con los dos abismos.
Mi madre era un seto cerrado
que tuvo alguna vez su pequeña fuente
una empalizada
que asolaron los perros y los años.
De su madera gastada me alzo al mundo
de su madera podrida rehago las cuerdas de mi casa
Y no la alcanzo.
Como la sombra que un jinete persigue en la llanura.

II

Bajo esas manos que el horror cuartea
que el fuego hace más íntimas
se alojó mi cabeza
fruta que esperan picotear los pájaros
esos pequeños animales dóciles
que no podíamos mirar sin repugnancia
moverse entre los platos
cuando apartaba para nosotros, para sí,
la vida.
Salí de entre sus piernas
como de un bombardeo.
He sido el héroe y el traidor.

El cielo se le ha fugado
A mi madre de los ojos
El cielo imitaba a los cojos
Cuando andaba de costado
El cielo no ha despertado
Temo que no nos descubre
Temo que el aire le cubre
La mentira azul que dijo
Mi madre extravió ese hijo
Que pastó sobre su ubre.

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